domingo, 18 de julio de 2010

Matrimonio Igualitario

bandera_gay

La semana pasada el congreso le dio sanción a la Ley de Matrimonio Igualitario, que ya había tenido correlato en la cámara baja, con media sanción en solamente dos días.

    Los planteos y fundamentaciones fueron variados por ambas partes. Y el fundamentalismo, tanto religioso como prejuicioso (ambos tienen mucho en común), estuvieron en el tapete de las discusiones.

    El día anterior a la aprobación de la ley, hubo una multitudinaria marcha para pedir la NO-Aprobación del proyecto de ley. Muchas organizaciones, particularmente religiosas de todos los credos (católica, evangelista, judía y demás), manifestaron a través de una marcha en la cual predominaba el color naranja su oposición al proyecto de ley que regulaba el matrimonio igualitario. Bajo la consigna “defendamos la familia”, se reunieron 150000 personas aproximadamente (según estimaciones de la Policía Federal), se leyeron comunicados de altas autoridades eclesiásticas y se cantó el himno nacional, bajo una fría noche, con una temperatura de 2 grados en ese momento.

     Tuve la oportunidad de escuchar varios debates, incluyendo el llevado a cabo en el Senado de la Nación. Siempre se supo que la votación se definiría por el voto de los senadores que no expresaban una decisión para ninguna de las partes. Y, paradójicamente, creo que los fundamentos aportados por los senadores que se oponían a la ley, favorecieron la sanción de la misma.

     El debate podría ser interminable. Creo que como sociedad fue muy positivo que el tema esté en el primer lugar de la agenda, y en el comentario de todas las personas. Más allá de la aprobación o no de la ley, ya es un paso adelante como grupo social. Un país no solamente es “desarrollado” atendiendo a variables económicas medibles, sino también a la capacidad que tengan sus habitantes de discutir democráticamente temas delicados e importantes como éste.

    Las opiniones realmente son variadas. Las personas contrarias a la iniciativa argumentan que se ve amenazada la constitución básica de la sociedad, como lo es la familia. Otros opinan que el matrimonio entre personas del mismo sexo es antinatural, porque esta institución es, desde su comienzos, orientada a la unión de dos personas para procrear. Otros simplemente se orientan a decir que no es parte del “plan de Dios” o que sí es parte de un “plan de satán” tal cual los dichos lamentables del Cardenal Jorge Bergoglio. Otros argumentos carecen de sentido y rozan de manera muy peligrosa la discriminación y  la homofobia, (remito a las declaraciones al respecto de un diputado por la provincia de Salta y de la Sra. Mirtha Legrand).

  Realmente todos estos argumentos caen en un mismo camino y terminan desembocando en una sola razón: el prejuicio. No todas las razones son atendibles, en particular me gustaría obviar aquellas que provienen del desconocimiento y del prejuicio (que son muchas). Me gustaría enumerar algunas:

  • se pone en peligro la familia: la concepción de familia utópica que exponen, en especial las religiones, es casi inexistente, y lejos de lo real. De la misma manera de puso en duda la continuidad de la familia y de la sociedad entera en ocasión del divorcio (ley aprobada durante la presidencia de Raúl Alfonsín)y esto no ocurrió.
  • no es natural: este argumento roza el fundamentalismo. Apropiarse de una definición de lo que es o no natural es altamente arbitrario. Las sociedades, asi como el hombre, evolucionan, y una evolución lógica es legislar sobre algo que ya existe en la realidad. Las personas con orientaciones sexuales diferentes ya viven en pareja, ya tienen vínculos duraderos.
  • unión civil: es igual al matrimonio pero sin la capacidad de adoptar. Imagino que esto surgió de la duda acerca del impacto que puede tener en un niño o niña ser criados y convivir con una pareja gay. Este argumento es falaz. Existen estudios científicos que refutan esta idea, y que observan que los niños criados por parejas gay se encuentran más conectados con su lado emocional y afectivo que los criados por parejas heterosexuales. Nada en ciencia es concluyente. Aún así estos estudios constituyen pruebas fehacientes de que el peligro planteado es mínimo o inexistente.

    Estos son algunos de los argumentos. Hay muchos otros más, que sería tedioso refutar, pero estos me parecieron los más importantes. Creo que lo que hay que remarcar aquí es el progreso que hemos hecho como sociedad. Inclusive el progreso no hacia la tolerancia (que sería “soportar” algo que no nos gusta) sino hacia la aceptación de que existen hermanos, amigos, hijos, que tienen orientaciones sexuales diferentes, y que eso no hace que deban tener menos derechos que los que somos heterosexuales. Dejar atrás los convencionalismos y fundamentalismos religiosos, sentarse a debatir, votar, y aceptar son ejercicios de democracia que estamos empezando a acostumbrarnos a hacer. Empezó con el debate por las retenciones, sigue con el matrimonio igualitario y espero que siga con muchos otros temas que merecen toda la atencion. Es evidente entonces que estamos creciendo, y mucho, como sociedad.

lunes, 12 de julio de 2010

Sobre la final del Mundial

Vuelvo nuevamente al ruedo como podrán ver. Simplemente en esta ocasión es para comentar acerca de lo visto ayer por millones de personas: una nueva final de un mundial de fútbol.
Muchos, en realidad la mayoría está tentada a subirse al colectivo de la victoria de España. Yo por mi parte quiero ser crítico. Sinceramente terminé con mucha bronca (inexplicable bronca) cuando vi que Iniesta vencía la valla del arquero holandés (del cual no voy a escribir aquí el nombre porque realmente no me va a salir). Tengo mis razones para no disfrutar del triunfo Español, que aunque es ajeno a mi (es obvio que Argentina es quien me hubiese gustado que gane), tiene un interés particular, ya que aquí se esta hablando de una filosofía futbolística a la que muchos, ahora, adhieren.

La primera de las razones es que no me siento identificado con la idea futbolística. El fútbol practicado como lo practica España es realmente aburrido. Lateralizar el juego sin intentar llegar, retrocediendo haciendo de la tenencia en sí misma una manera de jugar (así como también el Barcelona lo hace), me resultan chocantes, le sacan la belleza al juego, y lo hacen aburrido y predecible. No niego que para los hinchas Españoles esto les lleva mucha tranquilidad, pero a mi modo de ver, hay maneras mejores de jugar y plantear los partidos. La Italia Campeona del Mundo del 2006 y el Inter de José Mourinho son dos ejemplos de la practicidad con que el fútbol puede ser jugado. Y en este caso practicidad es símbolo de eficacia.

La segunda razón implica a Andrés Iniesta y al árbitro. Yendo particularmente al partido de la final disputado ayer, en el que ningún equipo pudo plasmar 100% el juego que lo llevó a disputar esta instancia, digamos que la actuación del árbitro del partido fue influyente en el resultado, y mucho. Empezando por la roja que tendría que haber visto Iniesta por golpear sin pelota a Van Bommel, y en segundo lugar, omitiendo el tiro de esquina previo a la jugada del gol; algo que fue tan claro que se pudo ver en las repeticiones en todas partes del mundo.

Lamentablemente todo fue desnaturalizado y bastante aburrido en una buena parte del partido. Un poco por la ausencia de llegadas. Otro poco por la lateralización del juego de España. Es que estos partidos son así, únicos, y no importa como uno llegue a ellos. Solamente importa como se juegue. Lo pudo haber ganado Holanda, el equipo más regular del torneo, si Robben no erraba el mano a mano frente a Casillas que tuvo. Lo pudo haber gandado España, si la pelota de Villa no la sacaba Heitinga con la punta del botin.... Pudo haber sido para cualquiera, pero terminó siendo para el más marquetinero y el que menos lo merecía. Fue una final deslucida. El campeón, el que "mejor" fútbol pregona, no es un mejor campeón que la Italia de Lippi. Igualmente esto es fútbol. Y en fútbol, todo es opinable.